viernes, 15 de octubre de 2004

LA BATALLA DE GUAYABO

Batalla de Guayabo, 10 de enero de 1815
La Guayaba del Guayabo. Creo no equivocarme al afirmar que es la falacia decana de nuestra historia. Me refiero al contumaz intento de birlarle a Artigas su trascendental triunfo militar en la horqueta del Guayabo (10 de enero de 1815) sobre el ejército del Directorio unitario, para adjudicárselo a Rivera, uno de los lugartenientes en la acción. La maniobra, carente del más mínimo atisbo de veracidad, es un acto tan pequeño como insustentable. Soslayando la contundente documentación asequible, se apela a un par de argucias o medias verdades.



Una de ellas aduce que Artigas no pudo estar en el momento de la batalla porque se había separado momentáneamente de sus fuerzas, pernoctando el día 9 en el corral de piedras de Sopas.  Y callan zorrunamente que ambos lugares distan  solamente poco más de veinte quilómetros, es decir, dos horas de galope. En esa fecha el sol está afuera a las seis de la mañana, y como la batalla dio comienzo a las doce, según Bauzá, o a las trece según el jefe enemigo, Manuel Dorrego, absolutamente nada pudo haberle impedido estar desde el comienzo de la misma. De todos modos, la batalla se definió a media tarde con la conocidísima orden de Artigas a Bauzá, transmitida por medio de su Ayudante Faustino Tejera (luego coronel), que rezaba:

“Ataque V. de firme, no entretenga el tiempo con guerrillas pues. V. sabe lo escaso que estamos de pólvora” (Arch. Artigas XVII, doc. 366, Rev. Museo Histór. XLII, pág 534, “Hist. de la Domin. Españ. en el Urug.” VI, pág 171).

La derrota de Dorrego fue completa, al extremo que debió escapar sin pausa alguna con los restos de su ejército hasta Paysandú –más de 30 leguas al suroeste-, para pasar a Entre Ríos. Para su sorpresa, la persecución a cargo de Rivera, fue realizada displicentemente y sólo abarcó dos leguas.

El parte de Dorrego a su superior, el gobernador Soler, traduce su alivio y su asombro al informar que “…hasta nuestra llegada a Paysandú, un solo hombre no nos ha seguido, no obstante saber que conmigo traía doscientos hombres que por falta de cabalgaduras marchaban a pie…” (Arch. Artigas tomo XVII, doc.348).

¿Cómo puede siquiera insinuarse que quien no supo sacar provecho de una persecución tan fácil –piénsese al menos en el armamento que se podía haber cosechado- pudo haber dirigido exitosamente la batalla? A efectos de continuar meneando alegremente la “guayaba” del Guayabo, se ha llegado a adulterar la conocida carta (11.01.815) de Artigas a Baltasar Ojeda, cuya copia se encuentra en el Museo Histórico de Porto Alegre (Arch. Artigas tomo XVII. Doc. 323), que comienza con “Mi Victoria, Victoria, Victoria…”, pluralizándola distraídamente como “Nuestra Victoria, Victoria, Victoria…”. La maniobra, evidentemente, tiende a sugerir que no sería el firmante de la carta el artífice del triunfo. Renombrado historiador hubo que sostenía que así, en plural, existía el documento en el Museo Histórico de Santiago del Estero –sin insinuar cómo pudo ir a dar allí- y que ¡Oh, contrariedad!, se incendió totalmente años atrás. De la copia que sí existe según el Archivo Artigas, ni media palabra.

Por si alguna duda quedare acerca de quién comandó la batalla de la horqueta o paso de Guayabo, apélese a la muy detallada obra “Historia del Ejército” (1999) – editada por el Departamento de Estudios Históricos del Estado Mayor-, respecto del tema (p.52): “La decisión se obtiene por medio de un contra ataque ordenado por el Gral. Artigas y realizado por parte de la 1ª Div. de Infantería Oriental, compuesta por el Reg. de Blandengues y comandada por el Tte. Cnel. Bauzá”. Ilustrativos mapas con las posiciones de los ejércitos de “Dorrego” y de “Artigas”, complementan la prolija información.

Y si alguien piensa que éste es un tema traído de los pelos –al no tratar temas políticos ni económicos- opino que no es así y diré por qué. En el año 2003, dentro del desolador panorama de nuestra TV abierta en materia de entretenimientos –generalmente pendulando entre la guarangada y la procacidad- , descolló nítidamente un programa nacional realizado con la participación de liceales de todo el país. Pues bien, las dos chicas representantes del departamento de Rivera fueron eliminadas de la competencia por contestar que el triunfador del Guayabo fue “… ¡Artigas!”

Ante mi protesta telefónica, el responsable del programa contestó amablemente que en la materia ellos se basan en los textos oficiales, lo que parecería razonable. Lo que pasa es que si la República Oriental del Uruguay hubiese sido creada antes de Copérnico, seguro estoy que nuestros textos oficiales aún sostendrían que la Tierra tiene la forma de un plato, alrededor del cual gira el Sol.

JORGE PELFORT
“BÚSQUEDA”
15 de octubre 2004

2 comentarios:

  1. Perfecta argumentación. Existe abundante material histórico escrito y de sentido común que la avala. Es gracioso pensar que Artigas hubiera mandado sus tropas al mando de Rivera que por abofetear a un Blandengue fue enemistado,perseguido y hasta desnudado por los demás miembros de la tropa que no le eran afectos. De no ser por la intervención de Lavalleja los Blandengues probablemente lo hubieran matado. Es cierto que Artigas estaba en Arerunguá y también es cierto que fue su determinación cuando tomo el mando por encima deBauzá que se decidió la batalla. Sería extensísimi glosar la bibliografía que lo avala y la seriedad de lso documentos y sus autores. el que la quiera que la busque. Está.

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  2. gracias por ilustrarnos acerca d é esta verdad tan prolijamente encubierta por ¿ los riveristas del extinto partido colorado?

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