Portada de un ejemplar de "Proceso histórico del Uruguay" |
Nos referimos a Proceso histórico del Uruguay, que se usaba ya en nuestros
lejanos años liceales (fines de la década del 30) y que tras ½ siglo se
mantiene vigente, no sólo a nivel de Secundaria, sino también en Magisterio,
como con asombro nos enteramos.
Muy lejos de nuestro ánimo cuestionar la acreditada capacidad literaria del autor AZF, así como tampoco algunos muy acertados enfoques en el tema histórico, pero la pasión partidista que campea a lo largo del texto lo convierte en elemento abiertamente proselitista que no debe seguir influyendo en la mente del alumno, en base a una serie de inexactitudes y omisiones que trataremos someramente de detallar.
INOCENTADAS
Y NO TANTO
Pasemos por alto errores inocentes:
a) afirmar que César Díaz y Marcelino Sosa
representaban el tradicionalismo gaucho, cuando ambos fueron militares de línea
desde sus adolescencias y desechando en cambio ejemplos al respecto como los de
Rivera, Lavalleja, Venancio Flores o Timoteo Aparicio;
b) sostener que Julio Herrera y Obes fue
anticaudillista durante toda su juventud cuando
es notorio que desde los 23 se adhirió a V. Flores, fue su secretario en la
invasión a Paraguay, y a la muerte del caudillo, Telmo Manacorda nos los lo
describe ante su cadáver apuñaleado rezando el sermón laico del coloradismo y la
gratitud.
Disimulemos errores ya no tan inocentes
como afirmar que Manuel Oribe firmó la protesta o representación de los
militares contra la Asamblea Constituyente ,
cuando es fácil comprobar que su firma es la única entre las de los militares
de alta graduación que NO figura al pie del documento.
Ni siquiera cuestionemos la convicción
con que afirma: el Partido Colorado ha tenido más hombres geniales en
política que el Partido Blanco; claro que adjudicándose el nada despreciable
handicap de ignorar en sus 250 páginas la existencia de Bernardo Prudencio
Berro.
Y hasta aceptemos como inocente error
sostener que las tropas de Máximo Santos en el Quebracho(1886)
eran “blanquirrojas”.
EL
VIEJO CUENTO DEL CONFLICTO DEL XVII
Pero hay aspectos en que la tesis del
error ingenuo (ingenuidad unilateral) no resiste el menor análisis. Así, en cap. II, al referirse a la deserción del cuerpo de Libertos
de filas artiguistas en 1817: Oribe y Bauzá, entre los mejores, traicionan
su causa. El diccionario de la Real Academia Española es muy
claro: Traición: delito que se
comete contra la patria por los ciudadanos, o contra la disciplina por los
militares, sirviendo al enemigo.
Reseñemos hechos: ofendida la oficialidad de
dicho cuerpo, comandado por el Cnel. Rufino Bauzá por la forma irregular y
arbitraria con que se consideraba tratada por el Cmdte. de Vanguardia Fructuoso
Rivera, eleva nota a Artigas, solicitando ser mandada por otro jefe a designar
por él. A tales fines, 35 oficiales
(23.V.17) rubrican el acta de Santa Lucía. Firman por orden de graduación, Bauzá, Bonifacio
Ramos, Julián Alvarez, y en 4º término el capitán de 24 años, Manuel
Oribe. Por qué selecciona el autor a
éste para –precediendo a sus superiores- encabezar la lista de “traidores” que
ante la denegación del petitorio emigraron a Bs. Aires, con el compromiso de
reintegrarse a la lucha cuando consideraran propicia
dicha oportunidad? Bs. Aires se fingía
aún, enemiga de la invasión lusa (la ruptura con Artigas se produciría 6 (seis)
meses después y Pueyrredón enviaba aún algún armamento, manteniendo –según
Eduardo Acevedo- amistosa
correspondencia con Barreiro, Rivera y Otorgués.
Escribe en sus Memorias el oficial naval Sena Pereira, quien manejó el acuerdo
para el embarque de la oficialidad a Bs. Aires: La persuasión y aún la seducción fueron puestos en
ejercicio para que tal cuerpo desistiese de su intento, quedando en el país, ya
al servicio de nuestras armas, ya como simples particulares; pero la pertinacia de don Manuel Oribe,
mancebo de carácter imperioso y ardiente, frustró todos los medios, y se
les dio el transporte convencionado.
Bien claro, pues: el 4º en firmar, se impone
al PRIMERO para impedir la traición.
Hubo lateralmente, alguna excepción: el capitán Pablo Zufriategui (igual
grado pero 10 años mayor que Oribe), acepta la propuesta de Lecor, recibiendo
el cargo de sargento mayor de Cívicos, servirá al enemigo durante seis (6)
años. Comprenderá luego su error, se
afiliará a la logia conspiradora de los “Caballeros Orientales” que fundaron
G.A. Pereira, Vázquez Feijoo, Masini, Oribe, Antuña, etc., integrará la cruzada heroica de
la Graseada ,
comandará el ala derecha oriental en Sarandí. Pero
este caso, en cambio es extrañamente ignorado por el minucioso.escritor, pues
sin duda no se avenía a los fines de su proselitismo partidario. ¡Como
para mencionar otros pasados al servicio del enemigo de mayor relevancia
jerárquica! Inútil hurgar en el
frondoso texto.
OTRO
CUENTO VIEJO: EL DE LOS CHASQUES
En el cap. V, al referirse a la
campaña de Misiones se mantiene inalterablemente fiel a su obsesión de dejar mal parado a Oribe: Cuando
la campaña de las Misiones, es Oribe quien, de acuerdo con Lavalleja,
persigue a Frutos y le fusila los chasques. Para ello, debió olvidar, sin duda, que en el cap. III
había manifestado al respecto: Lavalleja,
de acuerdo con Dorrego, ordena a Oribe que persiga a Rivera. Entre ponerse de acuerdo y recibir una orden la diferencia es
sustancial. Pero no importa porque
ninguna de las 2 versiones es cierta.
Porque Oribe, que se encontraba al frente del sitio a los brasileros de
Montevideo, recibió la orden (29.III.28) directamente del general González
Balcarce, ministro de Guerra del
Gobernador de las Provincias Unidas que integraba la Provincia Oriental ,
que lo era el cnel. Dorrego, de salir en
persecución de Rivera …para destruir y aniquilar a él y a los que
lo acompañen.
Y ya 15 meses antes, el entonces
Gobernador de la Provincia Oriental ,
Joaquín Suárez lanza esta circular: En virtud de la siguiente circular el Gobierno de la Provincia Oriental ,
como más interesado que nadie en la aprehensión del Brigadier Rivera,
convencido de traidor a la
Patria por las comunicaciones interceptadas, y aún más, por
su ocultación, requiere y ordena a todas las autoridades de la Provincia y a cada uno
de sus habitantes en particular, lo persigan y aprehendan en cualquier parte
que se presentase; teniendo entendido que serán considerados cómplices de su
traición y castigados como tales, todos aquellos que, sabiendo su paradero no
lo denuncien o lo auxilien de cualquier modo. ... Canelones, Setiembre 25 de 1826.
Por qué culpa el autor a Oribe de la
persecución de Rivera y del fusilamiento de los chasques? Por no haber desobedecido terminantes órdenes de las máximas jerarquías civil y militar, que por lo demás, eran comunes y corrientes en la época?
Tan
comunes y corrientes como que, 4 años después, cuando nuestro 1r.
presidente, derrota la revolución lavallejista a orillas del Conventos,
escribirá a Montevideo (10.X.32): El día 5 del corriente han sido fusilados al
frente de las tropas constitucionales, los oficiales y sargentos rebeldes…Y 4 meses después
emitirá el siguiente decreto: Montevideo, Febrero 1º de 1833. Artº 1º:
Todo individuo que, habiendo pertenecido a los grupos armados bajo las
órdenes de los caudillos de la rebelión y no se hubiere presentado ante las
autoridades y estuviese armado en el territorio de la República , sufrirá la última pena y confiscación de bienes. Rivera – Santiago Vázquez.
El puntilloso escritor antioribista Zum Felde,
parece ignorar estas evidencias que podrían tener alguna similitud con el
mencionado fusilamiento de los chasques, siempre que salvemos las diferencias
que existen entre el oficial que obedecía estrictas órdenes superiores, y un
presidente que resolvía por sí, y ante sí.
Y prosigue el autor: El motín de Lavalleja durante la primera presidencia
de Rivera, cuenta con el mismo grupo de civiles que después rodean a Oribe en
su presidencia. En toda acción en que
los orientales han estado divididos en dos campos, figuran siempre Rivera de un
lado, Lavalleja y Oribe del otro.
La táctica pretende ahora ser más
sutil, por más que nos parezca burda; recordemos que está destinada a mentes
prácticamente vírgenes en el tema.
Maneja confusamente ambos hechos: a) motín (mejor dicho, alzamiento) de
Lavalleja, con b) la anterior y posterior realidad del episodio, o sea la casi
inalterable identificación política de Oribe con el Libertador. Y de tal entrevero,
el alumno deberá deducir que Oribe apoyó el ataque (1832) a las instituciones;
por lo contrario, fue su firme y DECISIVO sostén. Por qué se escamotea la documentación de lo pactado a orillas del
arroyo Antonio Herrera??
Y casi inmediatamente, algo que
resultaría risible si no se palpara latente la eterna mala intención. Intenta un parangón entre Rivera y Lavalleja: Rivera era más
liberal que Lavalleja, más amigo del pueblo, representando mejor la idea de la
democracia… mientras que
Lavalleja era más bien un representante de la aristocracia, de
las clases ilustradas que habían adulado a Artigas en las horas de triunfo,
volviéndole la espalda en las horas del desaliento y la derrota.
INEFABLE.
Lavalleja, quien cae prisionero sable en mano, combatiendo por la causa
artiguista, representaría justamente a
quienes volvieron la espalda al Prócer!
¿Es acaso él a quien vemos sirviendo al enemigo tras la derrota
de Tacuarembó? ¿Quién será el brazo
ejecutor y adherente político de la más rancia aristocracia que este país conociera, encarnada en los
famosos cinco hermanos? De los aristocráticos doctores Lucas José
Obes Alvarez (Barón del Lazo verde), o del Marqués del Rosario, Nicolás Herrera Ximenez, a quien ordenara Artigas
fusilar por traidor (1817) y Rivera lo salvara desacatando la orden.
¿A quién le otorgaría
el emperador de Brasil las charreteras de brigadeiro
o la condecoración de caballero de la “ordem do Cruceiro” y le ofrecería el título –hábilmente
rechazado por quemante- de Barón de
Tacuarembó?
Y si alguna duda quedare
sobre esto de la representación de la aristocracia y los enemigos de Artigas,
demos paso a Eduardo Acevedo y su ineludible Alegato Histórico (1909), tomo III, pág.
678 de la edición
oficial (1950):
Eran siete los vivas que el coronel Rivera inició en
esa oportunidad:
1) Viva
nuestra santa religión!
2) Viva
la independencia del Brasil y del Estado Cisplatino!
3) Viva la Asamblea General
Constituyente y Legislativa del Brasil!
4) Viva
el Emperador Constitucional del Brasil y del Estado Cisplatino!
5) Viva la Emperatriz del Brasil y
la dinastía del Brasil y del Estado Cisplatino!
6) Viva
el pueblo constitucional del Brasil y del Estado Cisplatino!
7) Viva
la incorporación del Estado Cisplatino al grande Imperio Brasilero!
Mientras tanto, en
esos mismos momentos, el supuesto representante de la aristocracia y de quienes
volvieron la espalda a Artigas, sufría su duro cautiverio en la carioca
isla das Cobras.
LAS COSAS EN
SU SITIO:
HA SIDO ASÍ LA
“FORMACIÓN” DOCENTE POR DÉCADAS. EL BATLLISMO OCULTÓ Y MINTIÓ VIA ZUM
FELDE. EL PAGO PÓSTUMO FUE MUTILAR EN EL
ESTE DE LA CAPITAL , LA IMPORTANTE CALLE FELIPE SANTIAGO
CARDOSO –PERFECTO ARTIGUISTA- PARA ENQUISTAR EN EL
NOMENCLATOR AL VELEIDOSO Alberto Zum Felde
EN EL TRAMO MÁS URBANIZADO (Av.
Rivera/Cno. Carrasco). PARA LOS PROGRE, AZF,
MERECE HOMENAJEARSE MUTILANDO EL MÁS PURO ARTIGUISMO.
Cómplices? Aplaudidores? Esclerosis
mental?
NADA ES CASUAL.
Jorge Pelfort
Mayo 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario