viernes, 15 de mayo de 2009

UN TEXTO A ARCHIVAR - Alberto Zum Felde, Evolución Histórica del Uruguay

Portada de un ejemplar de
"Proceso histórico del Uruguay"
LA SITUACIÓN

          Nos referimos a Proceso histórico del Uruguay, que se usaba ya en nuestros lejanos años liceales (fines de la década del 30) y que tras ½ siglo se mantiene vigente, no sólo a nivel de Secundaria, sino también en Magisterio, como con asombro nos enteramos.

       Muy lejos de nuestro ánimo cuestionar la acreditada capacidad literaria del autor AZF, así como tampoco algunos muy acertados enfoques en el tema histórico, pero la pasión partidista que campea a lo largo del texto lo convierte en elemento abiertamente proselitista  que no debe seguir influyendo en la mente del alumno, en base a una serie de inexactitudes y omisiones que trataremos someramente de detallar.


INOCENTADAS Y NO TANTO

          Pasemos por alto errores inocentes:  

a) afirmar que César Díaz y Marcelino Sosa representaban el tradicionalismo gaucho, cuando ambos fueron militares de línea desde sus adolescencias y desechando en cambio ejemplos al respecto como los de Rivera, Lavalleja, Venancio Flores o Timoteo Aparicio; 

b) sostener que Julio Herrera y Obes fue anticaudillista durante toda su juventud cuando es notorio que desde los 23 se adhirió a V. Flores, fue su secretario en la invasión a Paraguay, y a la muerte del caudillo, Telmo Manacorda nos los lo describe ante su cadáver apuñaleado  rezando el sermón laico del coloradismo y la gratitud.

          Disimulemos errores ya no tan inocentes como afirmar que Manuel Oribe firmó la protesta o representación  de los militares contra la Asamblea Constituyente, cuando es fácil comprobar que su firma es la única entre las de los militares de alta graduación que NO figura al pie del documento.

          Ni siquiera cuestionemos la convicción con que afirma: el Partido Colorado ha tenido más hombres geniales en política que el Partido Blanco; claro que adjudicándose el nada despreciable handicap de ignorar en sus 250 páginas la existencia de Bernardo Prudencio Berro.

         Y hasta aceptemos como inocente error sostener que las tropas de Máximo Santos en el Quebracho(1886)  eran “blanquirrojas”.

EL  VIEJO CUENTO DEL CONFLICTO DEL XVII

          Pero hay aspectos en que la tesis del error ingenuo (ingenuidad unilateral) no resiste el menor análisis.  Así, en cap. II,  al referirse a la deserción del cuerpo de Libertos de filas artiguistas en 1817:  Oribe y Bauzá, entre los mejores, traicionan su causa.  El diccionario de la Real Academia Española es muy claro: Traición: delito que se comete contra la patria por los ciudadanos, o contra la disciplina por los militares, sirviendo al enemigo.

          Reseñemos hechos: ofendida la oficialidad de dicho cuerpo, comandado por el Cnel. Rufino Bauzá por la forma irregular y arbitraria con que se consideraba tratada por el Cmdte. de Vanguardia Fructuoso Rivera, eleva nota a Artigas, solicitando ser mandada por otro jefe a designar por él.  A tales fines, 35 oficiales (23.V.17) rubrican el acta de Santa Lucía.  Firman por orden de graduación, Bauzá, Bonifacio Ramos, Julián Alvarez, y en 4º término el capitán de 24 años, Manuel Oribe.   Por qué selecciona el autor a éste para –precediendo a sus superiores- encabezar la lista de “traidores” que ante la denegación del petitorio emigraron a Bs. Aires, con el compromiso de reintegrarse a la lucha cuando consideraran propicia dicha oportunidad?  Bs. Aires se fingía aún, enemiga de la invasión lusa (la ruptura con Artigas se produciría 6 (seis) meses después y Pueyrredón enviaba aún algún armamento, manteniendo –según Eduardo Acevedo-  amistosa correspondencia con Barreiro, Rivera y Otorgués.

          Escribe en sus Memorias el oficial naval Sena Pereira, quien manejó el acuerdo para el embarque de la oficialidad a Bs. Aires: La persuasión y aún la seducción fueron puestos en ejercicio para que tal cuerpo desistiese de su intento, quedando en el país, ya al servicio de nuestras armas, ya como simples particulares; pero la pertinacia de don Manuel Oribe, mancebo de carácter imperioso y ardiente, frustró todos los medios, y se les dio el transporte convencionado.

          Bien claro, pues: el 4º en firmar, se impone al PRIMERO para impedir la traición.   Hubo lateralmente, alguna excepción: el capitán Pablo Zufriategui (igual grado pero 10 años mayor que Oribe), acepta la propuesta de Lecor, recibiendo el cargo de sargento mayor de Cívicos, servirá al enemigo durante seis (6) años.  Comprenderá luego su error, se afiliará a la logia conspiradora de los “Caballeros Orientales” que fundaron G.A. Pereira, Vázquez Feijoo, Masini, Oribe, Antuña, etc.,  integrará la cruzada heroica de la Graseada, comandará el ala derecha oriental en Sarandí. Pero este caso, en cambio es extrañamente ignorado por el minucioso.escritor, pues sin duda no se avenía a los fines de su proselitismo partidario.   ¡Como para mencionar otros pasados al servicio del enemigo de mayor relevancia jerárquica! Inútil hurgar en el frondoso texto.                                                                                              

OTRO CUENTO VIEJO: EL DE LOS CHASQUES

          En el cap. V, al referirse a la campaña de Misiones se mantiene inalterablemente  fiel a su obsesión de  dejar mal parado a Oribe:  Cuando la campaña de las Misiones, es Oribe quien, de acuerdo con Lavalleja, persigue a Frutos y le fusila los chasques. Para ello,  debió olvidar, sin duda, que en el cap. III había manifestado al respecto: Lavalleja, de acuerdo con Dorregoordena a Oribe que persiga a Rivera.   Entre  ponerse de acuerdo recibir una orden la diferencia es sustancial.  Pero no importa porque ninguna de las 2 versiones es cierta.    Porque Oribe, que se encontraba al frente del sitio a los brasileros de Montevideo, recibió la orden (29.III.28) directamente del general González Balcarce,  ministro de Guerra del Gobernador de las Provincias Unidas que integraba la Provincia Oriental, que lo era el cnel. Dorrego,  de salir en persecución de Rivera  …para destruir y aniquilar a él y a los que lo acompañen.

          Y ya 15 meses antes, el entonces Gobernador de la Provincia Oriental, Joaquín Suárez lanza esta circular: En virtud de la siguiente circular el Gobierno de la Provincia Oriental, como más interesado que nadie en la aprehensión del Brigadier Rivera, convencido de traidor a la Patria por las comunicaciones interceptadas, y aún más, por su ocultación, requiere y ordena a todas las autoridades de la Provincia y a cada uno de sus habitantes en particular, lo persigan y aprehendan en cualquier parte que se presentase; teniendo entendido que serán considerados cómplices de su traición y castigados como tales, todos aquellos que, sabiendo su paradero no lo denuncien o lo auxilien de cualquier modo. ... Canelones, Setiembre 25 de 1826.

          Por qué culpa el autor a Oribe de la persecución de Rivera y del fusilamiento de los chasques?  Por no haber desobedecido terminantes órdenes de las máximas jerarquías civil y militar, que por lo demás, eran comunes y corrientes en la época?

          Tan  comunes y corrientes como que, 4 años después, cuando nuestro 1r. presidente, derrota la revolución lavallejista a orillas del Conventos, escribirá a Montevideo (10.X.32): El día 5 del corriente han sido fusilados al frente de las tropas constitucionales, los oficiales y sargentos rebeldes…Y 4 meses después emitirá el siguiente decreto: Montevideo, Febrero 1º de 1833.  Artº 1º:  Todo individuo que, habiendo pertenecido a los grupos armados bajo las órdenes de los caudillos de la rebelión y no se hubiere presentado ante las autoridades y estuviese armado en el territorio de la Repúblicasufrirá la última  pena y confiscación de bienes.  Rivera – Santiago Vázquez.
          
El puntilloso escritor antioribista Zum Felde, parece ignorar estas evidencias que podrían tener alguna similitud con el mencionado fusilamiento de los chasques, siempre que salvemos las diferencias que existen entre el oficial que obedecía estrictas órdenes superiores, y un presidente que resolvía por sí, y ante sí.
         
LA HISTORIA AL REVÉS

          Y prosigue el autor: El motín de Lavalleja durante la primera presidencia de Rivera, cuenta con el mismo grupo de civiles que después rodean a Oribe en su presidencia.   En toda acción en que los orientales han estado divididos en dos campos, figuran siempre Rivera de un lado,  Lavalleja y Oribe del otro.
         
          La táctica pretende ahora ser más sutil, por más que nos parezca burda; recordemos que está destinada a mentes prácticamente vírgenes en el tema.  Maneja confusamente ambos hechos: a) motín (mejor dicho, alzamiento) de Lavalleja, con b) la anterior y posterior realidad del episodio, o sea la casi inalterable identificación política de Oribe con el Libertador. Y de tal entrevero, el alumno deberá deducir que Oribe apoyó el ataque (1832) a las instituciones; por lo contrario, fue su firme y DECISIVO sostén.    Por qué se escamotea la documentación de lo pactado a orillas del arroyo Antonio Herrera??                
          
           Y casi inmediatamente, algo que resultaría risible si no se palpara latente la eterna mala intención.  Intenta un parangón entre Rivera y Lavalleja: Rivera era más liberal que Lavalleja, más amigo del pueblo, representando mejor la idea de la democracia… mientras que Lavalleja era más bien un representante de la aristocracia, de las clases ilustradas que habían adulado a Artigas en las horas de triunfo, volviéndole la espalda en las horas del desaliento y la derrota.
          
INEFABLE.  

       Lavalleja, quien cae prisionero sable en mano, combatiendo por la causa artiguista, representaría  justamente a quienes volvieron la espalda al Prócer!  ¿Es acaso él a quien vemos sirviendo al enemigo tras la derrota de Tacuarembó?  ¿Quién será el brazo ejecutor y adherente político de la más rancia aristocracia  que este país conociera, encarnada en los famosos cinco hermanos?  De los aristocráticos doctores Lucas José Obes Alvarez (Barón del Lazo verde), o del Marqués del Rosario, Nicolás  Herrera Ximenez, a quien ordenara Artigas fusilar por traidor (1817) y Rivera lo salvara desacatando la orden.

        ¿A quién le otorgaría el emperador de Brasil las charreteras de brigadeiro o la condecoración de caballero de la “ordem do  Cruceiro” y le ofrecería el título –hábilmente rechazado por quemante- de Barón de Tacuarembó?

         Y si alguna duda quedare sobre esto de la representación de la aristocracia y los enemigos de Artigas, demos paso a Eduardo Acevedo y su ineludible Alegato Histórico (1909), tomo III, pág.
678 de la edición oficial (1950):

Eran siete los vivas que el coronel Rivera inició en esa oportunidad:

1)   Viva nuestra santa religión!
2)   Viva la independencia del Brasil y del Estado Cisplatino!
3)   Viva la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Brasil!
4)   Viva el Emperador Constitucional del Brasil y del Estado Cisplatino!
5)   Viva la Emperatriz del Brasil y la dinastía del Brasil y del Estado Cisplatino!
6)   Viva el pueblo constitucional del Brasil y del Estado Cisplatino!
7)   Viva la incorporación del Estado Cisplatino al grande Imperio Brasilero!

       Mientras tanto, en esos mismos momentos, el supuesto  representante de la aristocracia  y de quienes  volvieron la espalda a Artigas, sufría su duro cautiverio en la carioca isla das Cobras.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       LAS COSAS EN SU SITIO:
                            
La Historia siempre es presente

HA SIDO ASÍ LA “FORMACIÓN”  DOCENTE POR DÉCADAS.  EL BATLLISMO OCULTÓ Y MINTIÓ VIA ZUM FELDE.  EL PAGO PÓSTUMO FUE MUTILAR EN EL ESTE DE LA CAPITAL, LA IMPORTANTE CALLE FELIPE SANTIAGO CARDOSO –PERFECTO ARTIGUISTA- PARA ENQUISTAR EN EL NOMENCLATOR AL VELEIDOSO Alberto Zum Felde  EN  EL TRAMO MÁS URBANIZADO (Av. Rivera/Cno. Carrasco). PARA LOS PROGRE, AZF, MERECE HOMENAJEARSE MUTILANDO EL  MÁS PURO ARTIGUISMO.

Cómplices? Aplaudidores? Esclerosis mental?

NADA ES CASUAL.

Jorge Pelfort
Mayo  2009

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