jueves, 6 de febrero de 1997

BATLLE Y EL RESPETO A SUS ADVERSARIOS

José Batlle y Ordóñez

Bajo veinticinco firmas, varias de conocidos investigadores en materia histórica, publicó "Búsqueda" Nº 786 una carta defendiendo indirectamente la libertad de difusión de la pieza ya demasiado promocionada en mérito a la befa de Artigas, su esposa, su leal asistente, su bandera, su ideario, a más de excretar obscenidades y ordinarieces varias.


Concordamos, sí, que no nos gusta que la figura del Prócer deba ser defendida por una ley, cuando debería ser tarea natural de todo compatriota bien nacido y, naturalmente, bien informado.

Extraña sobremanera, empero, que la carta califique de "liberticida y antiartiguista" la eventual aprobación por el Parlamento del ya cursado mensaje del Ejecutivo, pero no así a éste que ¡es lo único concreto que hay hasta la fecha! Curiosísimo, reitero, condenar lo problable, a la vez de ignorar la causa -vivita y coleando- que lo originaría. El Ejecutivo, sin duda, encantado ante tanta consideración. 

Si lo anterior luce curioso, absurdo ya resulta que los firmantes parangonen la cancioncilla soez con la transcripción lisa y llana de un documento español publicado en el Archivo Artigas II, en el que se califica a nuestro Prócer de "contrabandista". ¡Por favor! ¡Como ejemplo de antiartiguismo eso es una bagatela! Aparte de que el contrabando era entonces la actividad nacional por excelencia -aún más que ahora- acusaciones mucho más truculentas podían haber seleccionado a partir del Tomo VII de boca de los unitarios Sarratea, Posadas, Alvear o algún otro. Cuestión de credibilidad, nada más.

De paso, sería muy importante aclarar eso de "Pivel Devoto publicó en el Tomo II" lo mencionado, cuando quien publica es la Comisión Nacional Archivo Artigas, de la cual el profesor citado era un miembro en ocho integrantes y no en los siete nombrados en la carta, ignorando así al profesor Ariosto Fernández. ¿Se sugiere acaso que dichos siete miembros funcionaban como amanuenses -o bajo la batuta- del profesor Pivel?


Pero lo que resulta realmente descalabrante es que se nos sacuda con una frase de "el diario 'El Día' fundado por José Batlle y Ordoñez", como ejemplo de respeto "...a los que no piensan como nosotros... a la prerrogativa inalienable de todo hombre libre de pensar de otra manera" Sí, señor. Esto fue escrito por y para gente de este país. Al parecer -repito- , al parecer, con el más angelical desconocimiento del largo trecho que dista entre el dicho y el hecho, especialmente en este caso. Ello, pues, me inclina más bien a pensar en una subestimación por el lector, ya que no creemos que se haya editado en el país nada más intolerante hacia "...los que no piensan como nosotros" etc., etc., que, precisamente, el modelo esgrimido. Rememoremos, "a vuelo de Jet", algunos ejemplos:


1897 - Ante el destierro decretado -por el naciente gobierno de facto de Cuestas - de los senadores doctores Julio Herrera y Obes y Martín Aguirre y algún otro político de la hora, "El Día", cuestista entonces, así aplaude la medida: "Y vamos a hacer aspavientos porque el Gobierno juzgue necesario someter a prisión a una terna de ciudadanos y hacerles trasponer el Río de la Plata en algunas horas de fácil navegación?"

1906 - Según "El Día" del 11 de marzo, el día 3 el presidente Batlle "...comunicó a todos los diarios diversas restricciones en la información que 'La Democracia', dirigida por Herrera, calificó de arbitrarias y atentatorias". De inmediato se determinó la suspensión del diario pero, impresas clandestinamente en San José - continúa "El Día"- reaparecen "...los días 7,8 y 9, hojas con su título y el nombre del director Luis Alberto de Herrera...".  En la misma página nos detalla el órgano del presidente que, el día 10, apenas salido el Dr. Herrera del parlamento (edif. Cabildo) del que era diputado, entró en casa de don Liborio Echevarría pero fue detenido, ya dentro del zaguán, por el inspector Levratto y dos agentes los que, a viva fuerza, lo arrastraron hasta la Jefatura, a pesar de "...se cogió de una de las manijas de la puerta de entrada con ánimo de continuar la resistencia". Iluso el diputado, a la verdad.


De inmediato la Cámara pidió explicaciones al Ejecutivo, notoriamente con el apoyo de muchos diputados colorados que consideraron no podían avalar con su silencio tamaña barbaridad. El mismo día 10 contestará el Ejecutivo, justificando su actitud ante "...el delito de desacato a la autoridad". En su editorial del 11 protesta "El Día": "La libertad inmediata dispuesta por la Cámara tampoco es procedente...a quien los fueros de diputado no sólo no pueden amparar para cometer delitos como el desacato a la autoridad, sino que resultan agravantes de ellos". Y advierte: "Las autoridades y encargados de mantener el orden no pueden ser objeto de desacato y menosprecio por parte de nadie y menos por uno de los poderes del Estado...El Poder Ejecutivo está dispuesto a imponer con toda energía el respeto a sus actos". Razones sobradas tendría el anónimo del articulista de "El Día" respecto a su certeza sobre la resolución de presidente Batlle a imponerse "Con toda energía" sobre cualquier díscolo representante del Poder Legislativo.


Finalmente no podemos soslayar de la tan sustanciosa primera página un suelto titulado "Sucesos Políticos". Allí, entre chucherías diversas se nos entera que fue denegada ante el Dr. Martín Martínez, la excarcelación de su defendido, el médico nacionalista Juan B. Morelli, acusado de subversivo. Hasta aquí "El Día". Pero por E. V. Haedo ("Herrera...") retomamos el hilo de esta historia: dos meses después, el defensor comparece ante el Director de la prisión, señor Cobo, exhibiendo orden judicial que levantaba la incomunicación en que aún se mantenía al Dr. Morelli, autorizándole así a hablar ahora en privado con su defensor. La respuesta del Director -al igual que los tironeos policiales a un diputado prendido a las manijas de una puerta pautan aquella época: "La incomunicación ha sido levantada por el Juez, pero continúa incomunicado por orden directa del señor Presidente de la República". Denunciado el desmán por el Dr. Martínez ante el propio juez, éste no pudo menos que confesar su impotencia -sigue la misma fuente- reconociendo que "...es verdad lo que acaba de manifestar el señor Cobo".

Como hemos visto, los poderes Legislativo y Judicial eran mera "verdurita" cuantas veces pretendieran confrontarse con un Ejecutivo lisa y llanamente dictatorial que, curiosamente, se nos quiere exhibir como la “quintaescencia" "...de la prerrogativa inalienable de todo hombre libre de pensar de otra manera".

Para terminar con el primer tercio de 1906, el domingo de Pascua, "El Día" publica un extenso artículo firmado por "Judas" -seudónimo ocasional de Batlle- haciendo escarnio de la fe católica, la virginidad de María y "...el cándido José" (Carlos Manini Ríos, "Anoche me llamó Batlle", Ap. Doc). Y a raíz del balazo que hirió al arzobispo montevideano Aragone, se mofa "El Día" de los que pasan  "...aburriendo a su dios con plegarias que se parecen al cántico de las ranas". (Manini, "Una nave en la tormenta"). ¿Modelo de tolerancia a las ideas de "...los que no piensan como nosotros" como exhiben al diario y su director los firmantes de la carta?


1920 - Rodó era desde 1902 diputado colorado y adhirió a la segunda presidencia de Batlle, pero es de los primeros en oponerse al proyecto del Colegiado. Es eliminado entonces de la delegación que va a la celebración de las Cortes de Cádiz y le es vetada su reelección legislativa, así como una cátedra en la Universidad, con la que aspiraba a ayudar su frustrado viaje a Europa. Incrementando las iras del Olimpo, encabeza la lista de personalidades que firman en abril de 1914 una dura condena a la invasión yanqui a México, a la que "El Día" (27/6) justificará como "...un derecho legítimo del invasor". Finalmente, para conocer el viejo mundo, Rodó aceptará el poco airoso cargo de corresponsal de una revista satírico política porteña. Morirá en Sicilia en 1917 -solitario e ignorado- en buena medida por su carencia de medios económicos para paliar su enfermedad. Tres años después (28/2/920) sus restos son recibidos en Montevideo por una multitud que le rinde homenajes y le acompaña hasta su tumba. Mas "El Día" y su círculo, de diversas formas hacen escarnio de ese "gacetillero mediocre" Un indignado Emilio Frugoni en su libro "La Sensibilidad Americana", dirá: "Los actos de innoble vandalismo con motivo del homenaje a Rodó, consistentes en la sistemática destrucción de los retratos y convocatorias y en perturbar con gritos adversos la imponente solemnidad de algunas ceremonias, fueron pruebas de un encarnizamiento salvaje contra la memoria de quien, por su bondad y preclaro ingenio, parecía puesto a salvo de esos tiros...picotazos necrófagos lanzados desde las columnas de su diario por el caudillo intransigente... pero siempre dispuesto a transigir con las culpas pretéritas de cualquier bribón que le rinda acatamiento". Es decir, un calco casi de los "picotazos necrófagos" y denuestos que cuatro décadas atrás - desde el diario "La Razón" y sesiones de "El Ateneo" - lanzara el mismo "caudillo intransigente" contra el ferétro  y los homenajes brindados a José Pedro Varela, por el "delito" de haber actuado en disonancia con las ideas políticas por aquél sustentadas.


No constituyen éstos los únicos casos de féretros atacados por el diario sobre cuya tolerancia pretenden ejemplificar los veinticinco firmantes: pero por la indiscutida pureza espiritual de ambas víctimas de  "...encarnizamiento salvaje",  los más duros epítetos condenatorios afloran fácilmente a labios de hasta el más calmo de los mortales.


1922 - Herrera llega a Trinidad y se entera que el teniente Roselló, de cuyo casamiento fuera testigo, está por bautizar a un hijo. Va a saludarlo y aquél le ofrece el padrinazgo de la criatura. La esposa del jefe de Policía don Santiago Grezzi -colorado, obviamente- será la madrina. A la fiesta concurren como es natural  un par de militares compañeros. ¡A una fiesta en que Herrera era padrino! Todos sufrirán los rayos que Júpiter tonante e intolerante fulmina desde Dieciocho y Yaguarón. Demos paso a Antonio M. de Freitas ("Herrera, hombre de Estado"): "Esto enfurece a Batlle y por ende a 'El Día', quien reclama la atención del presidente Brum... de inmediato fue destituido sin sumario ni explicación alguna el jefe de Policía y separados de sus puestos los tenientes Arturo Roselló y Domingo Bolaña y el alférez César Poseyro". Toda un década debió transcurrir para que Herrera destacara un día en el Consjeo Nacional de Administración que, al fin uno de ellos, Roselló, "...ha obtenido reparación diez años después por resolución justiciera del Minsitro de Guerra, el noble general Dubra". Ya muerto Batlle, lógicamente, en 1929.


1926 - Gabriel Terra, masón, era el más firme candidato batllista a la presidencia en 1926, cuando accedió a los ruegos de su hija Raquel para que fuera su padrino de bodas. Ello le acarreó el veto automático de "El Día" en artículo titulado "Actualidades": "El Dr. Terra desempeñó en una ceremonia católica un papel de importancia. Apadrinó la boda de su hija concurriendo al altar de la Iglesia que tanto combate el batllismo por absurda e inmoral. Tratándose de un político que ocupa la posición alcanzada por él en nuestro partido, el hecho habría de tener honda repercusión... no era necesario ir a la ceremonia ni a la boda misma, ni que uno de los nuestros, cuyo nombre iba a ofrecerse en breve a la multitud partidaria para que ésta le otorgara su confianza, contrariase el espíritu de la propaganda batllista". Terra contestó a "El Día" respecto a la presidencia, que "...no la quiero al precio de la omisión de una de esas manifestaciones de afecto que para mí valen todas la presidencias habidas y por haber". (G. Terra Ilarraz, "Gabriel Terra") p. 33.


Brevemente, para terminar: ¿han olvidado quienes han blandido como bandera de respeto a la opinión del prójimo expresiones del diario "El Día", que éste omitía por completo toda información o comentario sobre las presentaciones en nuestra capital del seleccionado de fútbol de la ex URSS o del Dínamo de Moscú verificadas a estadio lleno, al igual que ballets de la misma procedencia, o incluso en lo local, la cartelera teatral del "El Galpón"? ¿Les parece ejemplo válido de tolerancia hacia "los que no piensan como nosotros y la prerrogativa inalienable ...etc., etc."? E interesante sería también saber si tan celosos defensores de la libertad de expresión -aún para hacer escarnio de Artigas- balbucearon públicamente alguna discrepancia contra quien desafió a la opinión mundial, proclamando abiertamente y sin ambages su teoría de que "...el pluripartidismo es la pluriporquería".


JORGE PELFORT

BÚSQUEDA

Jueves 6  de febrero  1997

No hay comentarios:

Publicar un comentario