Con
su tradicional audacia y ligereza de
cuando quiere sacar cualquier ventajita política, EL DÍA (29.ppdo) en artículo
titulado "ANTECEDENTES QUE ACLARAN" da por sentado el bien concertado
infundio guberni-batllista de que el profesor Pivel habría actuado en la
emergencia obedeciendo órdenes del señor Ferreira Aldunate, que contratarían su
propio modo de pensar. Califica su intervención de "instrumental"
en base un "aceptado y asumido verticalismo".
Pero
el articulista, en su obsesivo afán de ver incurrir en "contradicción
" a Pivel, le da por incursionar en el tan escabroso terreno de hurgar en
los textos históricos. Y yo, mirando la página contigua a la del mencionado
artículo, al ver en ella una efigie del Dr. Emilio Frugoni con motivo del 104
aniversario de su natalicio y en que un articulista rememora su lucha contra la
dictadura terrista, he de complementarlo con algún pantallazo de las primeras
luchas políticas del Dr. Frugoni, o sea contra la dictadura batllista.
Bueno
es saber que ante los primeros estallidos huelguísticos en nuestro país, el
señor Batlle, entonces opositor al presidente Idiarte Borda, escribirá en EL
DÍA (3.1.1896): "Simpatizamos con las huelgas... he ahí a los débiles
que se hacen fuertes y que, después de haber implorado justicia, la
exigen". Ya gobernante, en 1905, Batlle continúa escribiendo en favor
del derecho de huelga y de la legitimidad de la acción de los llamados "agitadores".
Tremenda
contradicción resulta pues, que, a lo largo de un cuarto de siglo de gobierno
batllista, pese a los intentos de Roxlo y Herrera en 1906 y 1907 y de Frugoni
posteriormente, el derecho de huelga recién será legitimado a la caída del
batllismo del poder, en la Constitución de 1934 (art. 56).
Y
para confirmar esa señora contradicción de "simpatizar" con
las huelgas en la oposición pero no tolerarlas en el gobierno, demos paso al
conocido texto "Historia de los Orientales" del socialista Carlos
Machado.
"En
noviembre de 1911 (gobernaba Batlle por segunda vez), una huelga de la
construcción, organizada en Pando, recibe la respuesta de la represión. Un
mitin es disuelto a machetazos y rebencazos por la policía con el visto bueno
gubernamental. Concurre el diputado socialista (Frugoni) y denuncia la
complicidad. Tiempo después en marzo de
1914, los picapedreros en huelga en las canteras de Conchillas, Colonia, deben
dejar un muerto, (Julio Alonso, con bala de máuser en la
cabeza según autopsia), en el enfrentamiento con el ejército y la policía.
(...)
Más definitoria, para filiar a Batlle en otro campo respecto al socialismo la
actitud asumida en el conflicto con los canillitas (marzo del año 20).
Reclamaban la jornada de descanso semanal... Consiguieron el apoyo de todos los
diarios menos el de Batlle... Decidieron éstos hacer un boicot contra "EL
DÍA".
Salieron a venderlos policías. Se produjeron choques y atropellos. Pueden
verse las fotos de los chiquilines presos tras las rejas, de cargas policiales
contra los vendedores de diarios que se negaban a llevar "EL DÍA", de
varias salvajadas en la calle. Frugoni denuncia los procedimientos en el
parlamento: 'la policía obliga a los canillitas a arrodillarse después de
haber esparcido en el suelo sal gruesa y, como si eso fuera poco, se colocan en
las manos de aquellos, hierros pesados para que los débiles cuerpos hagan más
presión y hacer así más dolorosa la situación de los torturados". Dialoga duramente con los diputados
batllistas:
GHIGLIANI:
"Tengo la íntima convicción de que en este movimiento huelguístico existen
causas de carácter político y mezquinos intereses".
FRUGONI:
"Es claro que tiene razón; existen los intereses de... una poderosa
empresa".
Juan
Anastasio Rolando, conductor de tranvías de 18 años, cayó asesinado por la
policía en un enfrentamiento de obreros y estudiantes solidarios con los
canillitas..."
Con
respecto a la lucha de Frugoni contra el batllismo, dice también Machado:
"En lo que importa respecto a la
legislación laboral, sus aportes son fundamentales. En "EL DÍA"
(1927) los propios batllistas lo confesarán con palabras del Dr. Legnani que
son reveladoras: '¿Que los proyectos de Frugoni son más completos y bonitos?
¿Que fueron presentados antes y no fueron apoyados? ¡Y bien! ¡Tenga paciencia!
No convenía prestigiar al batllismo. La política es así. No se enoje. O
enójese, pero será enojo inútil'. Frugoni con razón recordará: 'La ley
de 8 horas estuvo estancada seis años en el senado batllista. La del trabajo de
las mujeres y los niños lleva ya trece de estancamiento. El salario mínimo
también fue proyectado por el diputado socialista (...) ¿Qué hizo el batllismo
con esa reforma? ¡Dejarla dormir diez años en las carpetas parlamentarias'".
Y
cuando Domingo Arena define al batllismo como "socialistas sin
bandera" Frugoni contestará en "La Razón": "Ser socialista
sin bandera... y con garantía de obtener altos sueldos del erario público,
resulta una ganga".
Y
terminemos este artículo con las mismas palabras que de "EL DÍA" que
lo motivara: MÁS CLARO...
JORGE PELFORT
CONCERTACIÓN
14 abril 1984
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