sábado, 15 de enero de 2011

LA HISTORIA Y LA HISTORIETA

Gral. Juan Antonio Lavalleja

"DIÁLOGO DE LOS COMPADRES" es el titulo de un nuevo libro del doctor Carlos Manini Ríos. Conocemos al Manini historiador a través de "ANOCHE ME LLAMÓ BATLLE", "UNA NAVE EN LA TORMENTA" y "LA CERRILLADA", trilogía sumamente recomendable para conocer ese poco historiado período de los años diez y veinte de este siglo. Casi 900 citas documentarias rematan los apasionantes volúmenes, abonando así la seriedad y responsabilidad del autor.

Pero en este nuevo libro, Manini nos sorprende con un elemento híbrido de su doble condición de historiador y novelista, mechando en el tema histórico del ya bastante zarandeado episodio del Monzón, un tan supuesto como extenso diálogo entre Lavalleja y Rivera con que el novelista pretende, en base a imaginación, auxiliar al historiados en un imposible empeños por demostrar lo indemostrable.

¿Cómo puede el Manini que hasta ahora conocíamos, sostener para ello que "...a la verdad puede llegarse más seguramente, a veces, por el estudio de las almas que por el conocimiento de los hechos"? Como si EL CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS fuera otra cosa que LA VERDAD.

Reconocemos, por supuesto, la honestidad del autor, al presentar documentos que dudo mucho que la inmensa mayoría de sus correligionarios historiadores hayan jamás publicado, como la carta de Lavalleja a su esposa detallándole la captura de Rivera. Así también la carta (3.V.25) de Nicolás Herrera a Lucas Obes citada en una relativamente reciente biografía de Rivera cuya autora, mediante el recurso de la reproducción de un párrafo aislado y la omisión de la fecha, parece hacer decir a don Nicolás lo contario de lo que resulta leyendo el texto completo y considerando la fecha.

Y nos preguntamos por enésima vez por qué rebrota cada poco tiempo ese masoquista afán de algunos historiadores (o escritores) de tornar periódicamente a beber en esa fuente de los pecados en que se ha tornado ya el modesto arroyito sorianense?

También reproduce Manini el relato inserto en "Diario de la Guerra del Brasil" escrito por Brito del Pino, la captura de Rivera, de labios de su propio jefe de vanguardia que lo era el Coronel Leonardo Olivera, hecho que, relatado muy similarmente en las Memorias de Juan Spikerman (otro de la docena aproximada de testigos directos que así coinciden), es utilizado por el famoso historiador Eduardo Acevedo para perpetrar un increíble fraude histórico: reproduce parcialmente con las necesarias omisiones y algo más, las Memorias de Spikerman en sus "Anales Históricos del Uruguay" tomo I, cap. XVIII, pág 752 de la edición oficial) que dice transcribir de "EL NACIONAL" de fecha 19 de abril de 1899. Basta hacer la confrontación con el citado diario en nuestra Biblioteca Nacional o con las mencionadas "Memorias" en el Archivo Gen. de la Nación para que el engaño quede en evidencia.

Pero entre los numerosos testimonios que con tanta franqueza y honestidad nos presenta Manini, falta uno fundamental, nada menos que la confesión de parte que releva de prueba y de la que colijo que el Dr. Manini no ha tenido conocimiento, lo cual no es extraño por tratarse de una más de las bien urdidas conspiraciones del silencio de nuestra historia oficial y afines.  Es la carta que con fecha 28.X.825 envía el general Rivera al coronel Pablo Zufriategui, cuyo párrafo sustancial expresa:"... desde el momento en que yo me rendí al ejército e impartí las órdenes al mismo que hallaba a bien impartir el Excmo. General..." ("Correspondencia Militar de 1825", publicado por la División Historia y Archivo del Estado Mayor del Ejército, tomo II, pág. 258).

Las referidas órdenes que se vio obligado impartir por orden de Lavalleja el rendido "brigadeiro" serán las que también publica Manini en a carta de Lavalleja a su esposa: "... yo traté de sacar de este acaso imprevisto todas las ventajas que me podían ser favorables y lo primero fue HACERLE HACER un oficio para el coronel Borba que se hallaba en San José para que saliera con toda su tropa y poderlo sorprender. Efectivamente, logré mi intento y fueron prisioneros 150 soldados y 9 oficiales...".

Con todo tan clarito, ¿para qué hacer historietas con la Historia?

Que nos perdone el Dr. Manini, pero no concibo, como admirador de sus tan bien documentados trabajos históricos, que él pueda compartir la teoría del escritor (y no historiador) Anatole France, acerca de que "... la historia no es ciencia sino arte", que ya demasiados artistas, prestidigitadores o payadores de Historia hemos padecido y padecemos en el país.

Comprendemos sí, perfectamente, que quien comenta el libro de Manini en "Opinar" (16.II.84) aproveche la volada para tirarse contra "...esos que creen que la Historia se interpreta sólo por documentos".

Es que para quienes no quieren convencerse como dice el historiador argentino Pérez Amuchástegui que "la Historia no es un campo deportivo donde cada bando entra a bregar por los colores de su equipo", la documentofobia resulta un elemento tan indispensable como la pelota.

Porque, como bien dice el paisano: "El quemao con leche siente balar la vaca y llora".

JORGE PELFORT
SOMOS IDEA

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