domingo, 2 de enero de 2011

GORGONIO AGUIAR - UN PRÓCER SOSLAYADO

Cte. Dr. Gorgonio Aguiar
Juan (1) María Gorgonio Aguiar, nació probablemente en Montevideo en fecha no determinada, hijo del español Juan Benito Aguiar y de Petrona Fernández, argentina. Fue su esposa María Magdalena Lavalleja, una de las seis hermanas de don Juan Antonio.

Disfrutó de una bastante buena educación ya que, según Plácido Abad "...era versado en estudios de Derecho y Filosofía". Ello explica que en alguna correspondencia, Artigas aluda a "...el señor doctor Gorgonio Aguiar...". José Encarnación de Zas manifiesta en sus Memorias "...conocer yo a Aguiar desde que él era estudiante". Otro contemporáneo, el militar Ramón de Cáceres,  destaca que "... era hombre de capacidad y tenía algunos principios (de estudios, obviamente)".
          Su primera mención pública se registra con fecha 12.4.812 en el cuartel general de Artigas en el Salto Chico Oriental, en oficio de éste a Buenos Aires, prueba acabada de la confianza que ya le inspiraba Aguiar: "El oficial encargado de la conducción de estos oficios, ciudadano don Gorgonio Aguiar... lo va igualmente de hablar a V.E y extenderse sobre las reflexiones que elevo a la consideración de V.E." (A.A. VII doc. 97).

Seis meses después reencontramos a nuestro personaje en carta de Rondeau (28.10.812) a Francisco X. de Viana -mal visto ya por ambos por artiguista- informando que Aguiar había estado por el Manga "...pero que inmediatamente habia regresado a donde se halla don José Artigas". De la misma fuente (Arch. Artigas), nuevamente Rondeau (7.11) a Viana - ambos ya en pos de la meta unitarista de anular a Artigas- le advierte que Manuel Calleros dará aviso "::: en caso de que Aguiar y Sierra desplieguen algunas ideas sediciosas de que nada he llegado a saber, sin embargo de haberle puesto observaciones de su conducta" (A.A. X, doc. 521).

En junio de 1813, habiendo renunciado el representante del Cabildo de Maldonado, Artigas comisiona a Aguiar a organizar la elección del sustituto. Juan Correa escribe a Bruno Méndez: "La predicha elección se ha practicado a presencia de don Gorgonio Aguiar, ayudante de campo de don José Artigas". (A.A.). Siguiendo con esta fuente, un par de meses después en trámites previos al congreso de Capilla Maciel -tendiente a desautorizar lo resuelto en las Tres Cruces y las Instrucciones de allí emanadas - Rondeau firma un acta dando cuenta que "...se leyeron unos oficios que remitió el Jefe de las Divisiones Orientales don José Artigas,  por su ayudante don Gorgonio Aguiar".

El nuevo Congreso se celebró los días 8,9 y 10 de diciembre, y como era previsto, desechó de plano las sugerencias y observaciones de que fue portador Aguiar, ya que todos los congresales, valga la palabra valiente de uno de ellos, el presbítero Pérez Castellano, "...enmudecían de temor y espanto" bajo la presión de las bayonetas de Rondeau. El día 10 volvió a presentarse Aguiar, portador de una durísima catilinaria de Artigas, previniendo "...la más formal protesta sobre cuanto actuéis". La nota, como era de esperar, fue rechazada, condenando Rondeau a esos "...díscolos llenos de espíritu de discordia que se complacen en sembrar imposturas, teniendo el descaro de zaherir los respetos de un Gobierno" (Bauzá).

En la noche del 20 de enero de 1814, Artigas con una pequeña escolta, abandona el sitio en Silencio. Ha resuelto ir a liberar a las provincias litoraleñas del yugo del centralismo porteño. Este pondrá precio a su cabeza. Este episodio configura a nuestro juicio el verdadero hito en cuanto a la definición de los bandos unitario y federal en el Río de la Plata.

EN CORRIENTES.- En abril, Artigas envía a Aguiar a Corrientes, al mando de una dotación de Blandengues, en apoyo del gobierno provisorio que presidía el capitán Juan Bautista Méndez, proclamando el nuevo cabildo la incorporación de la Provincia al Protectorado, como ya lo verificara Entre Ríos. Pero Artigas exigía su ratificación por un congreso provincial con representantes de todos los pueblos. Desconforme ante la demora de dicha convocatoria, Aguiar, desde su cuartel general de San Roque, se acercó con sus fuerzas a la capital correntina urgiendo la resolución al respecto. Quince días después, en vista de las persistentes dilatorias del gobernador, Aguiar apoya al representante artiguista, el capitán correntino Genaro Pedro Gorría (a) Perugorría, derrocan a Méndez y aquel lo sustituye en el provisoriato, convocando de inmediato al congreso. Aguiar, considerando cumplida su misión, regresa a San Roque, no sin antes encarecer "...al representante del General de los Orientales, prevenga los posibles inconvenientes por el retiro de sus tropas y vele por el sistema". (A.A.).

A fines de agosto Perugorría recibe oficio del coronel Manuel Francisco Artigas, comandante de Gualeguaychú, solicitando refuerzos urgentes ya que tropas porteñas habían ocupado la ciudad. Es la oportunidad que aguardaba Perugorría, seguro ya del triunfo centralista, para disolver el Congreso que presidía, proclamarse Comandante General de la Provincia y adherir al unitarismo, del que se reconocerá agente solapado. En diciembre, empero será derrotado por nuestro sorianense Blas Basualdo en Colodrero y enviado a Artigas en Arerunguá, éste lo hace fusilar por traidor el 17 de enero de 1815. Reinstalado el federalismo en Corrientes, Aguiar retorna a la Banda Oriental.

EN PURIFICACIÓN.- Queda en la flamante capital artiguista como Ayudante Mayor del Jefe de los Orientales, con el grado de capitán de Blandengues y al mando del batallón de libertos. En su ilustrativo "Monterroso" nos señala Salterain que cuando Artigas se ausentaba de Purificación "...deja en su lugar a un delegado de absoluta confianza, el propio Monterroso, su primo Artigas (se confunde, es su hermano Manuel Francisco), o Aguiar". De uno de esos períodos en que quedó encargado de la capital del Protectorado -ya iniciada la invasión portuguesa - data un oficio suyo (3.9.816) a Corrientes referido a la recluta de tropas para el ejército, en el que instruye que "...ellas serán recibidas con el mayor amor, con tal que se componga de hombres voluntarios" (Acevedo) (2).

Dos meses después, angustiosa la situación militar, Aguiar vuelve a dirigirse al cabildo correntino en términos apremiantes, alertando que "...los portugueses amenazan igualmente por todas partes y si les damos tiempo ellos tienen recursos que nosotros no tenemos...V.S. reúna a la mayor brevedad la fuerza que pueda y la remita a este punto con las armas que pueda y caballadas. Yo creo a V.S. penetrado de esta necesidad y por lo mismo dejo de insistir sobre el caso, seguro que será tomado con el ardor que debo esperar de personas que han jurado ser libres a pesar de los mayores contrastes" (De Mello).

Es que la neta superioridad material portuguesa se hacía sentir: en octubre Artigas había sido derrotado en Carumbé y en noviembre Rivera era aplastado en India Muerta. Es por entonces que, sospechada por Artigas la connivencia unitario-portuguesa, viendo proseguir a Buenos Aires sus relaciones comerciales con el invasor -cual si nada sucediera - decide la clausura de los puertos del Protectorado a los buques porteños, "...y para que ello tenga su más puntual cumplimiento se transcribirá a todos los pueblos por conducto del señor Comandante de Armas de la Purificación don Gorgonio Aguiar, a quien serán responsables los Cabildos, Jueces y Comandantes de los pueblos, de cualquier omisión o indulgencia". (De Mello).

El 3.1.817 Artigas sufre la derrota de Arapey, mientras que al otro día su Jefe de Estado Mayor, coronel Andrés Latorre, es vencido en Catalán. El 20 de tan fatídico mes, Lecor, flanqueado desde la "chacarita de los padres" por los cabildantes Juan Benito Blanco y Luis de la Rosa, así como por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, hacía amable y triunfal entrada en Montevideo "...bajo de palio, a la cabeza de su brillante ejército" como lo describen el propio Larrañaga y José Raymundo Guerra en sus "Apuntes Históricos".

EN ENTRE RÍOS.- A pesar de tan duros contrastes, enterado Artigas de que, enviado por Pueyrredón, el coronel Montes de Oca había invadido Entre Ríos, destacó a Aguiar en auxilio del caudillo local Francisco Ramírez. Este ser retiraba ante la superioridad del jefe unitario, cuando al atardecer se encontró con Aguiar y sus orientales. Al otro día (25.12.817) derrotan a Montes de Oca en el arroyo Ceballos, apoderándose de su artillería. Días después (4.1.818) ambos derrotan ahora al segundo jefe unitario, teniente coronel Saenz en el combate de El Gato o Santa Bárbara. Artigas notifica eufórico al Cabildo de Corrientes: "Acabo de recibir parte del Sr. Comandante en Jefe don Gorgonio Aguiar, de haber triunfado nuestras armas en las inmediaciones de Gualeguaychú. Los porteños salieron en número de 400 hombres de Dragones montados que se hallaban en observación del Comandante Ramírez. Al momento llegó Aguiar en auxilio de éste  la energía de los bravos orientales decidió la acción tan brava como gloriosamente".

El 1º de febrero el caudillo entrerriano centralista Evaristo Carriego ocupó La Bajada (hoy Paraná), mas el 17 Aguiar le obligó a abandonarla.

Pero como dice el ya citado Cáceres, las invasiones unitarias "...sin duda combinadas con los portugueses, obligaron a fraccionar nuestra fuerzas y don Gorgonio Aguiar pasó al Entre Ríos con parte de ellas para contener a los porteños, al mismo tiempo que el general Curado nos invadía por el Cuareim y fue preciso darle la batalla del Catalán que perdimos porque no pudimos oponerle todas nuestras fuerzas".

Esta actitud permanentemente generosa de Artigas de desguarnecer su provincia para acudir en auxilio de sus hermanas del Protectorado, demuestra hasta qué punto fue inicua la conducta de Francisco Ramírez en Pilar. Obligado a evacuar Purificación a principios de 1818, la población fue trasladada a Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay). El 9 de abril, Curado ocupó la desolada villa, celebrándolo con 21 cañonazos. Artigas encomendó a Aguiar la comandancia de su nuevo cuartel general y éste, previendo la reacción de Buenos Aires por la clausura de los puertos, emplazó los cañones tomados a Montes de Oca en puntos estratégicos sobre el río: Paso de Vera, Calera de Barquín y en la barra del Perucho Berna. En efecto, en esos días Pueyrredón otorgó libre tránsito a los portugueses por Martín García y el 2 de mayo, una flotilla al mando del teniente Sena Pereira con su nave la "Oriental", junto con la "Cossaca", "Mameluca" e "Infante D. Sebastiao", remontaron el río (Joao de Prado Maia).

Al otro día los invasores fuerzan el Paso de Vera, defendido por una división al mando de Ramírez. El 13 de mayo logran hacer contacto con las fuerzas de Curado en nuestro territorio, amparando el pasaje de Bentos Manuel con 560 efectivos "...protegidos por una noche muy obscura" (Mitre).

Aguiar fue derrotado y apresado en la Calera de Barquín el día 15, enviándosele a Montevideo. Después de ahuyentar a la división de Ramírez, los portugueses saquearon e incendiaron la población de Arroyo de la China. Para aquilatar la importancia de la complicidad unitaria en este triunfo, basta transcribir al historiador brasileño, el almirante Prado Maia: "Foi de valor inestimável o auxilio prestado às fôrças de terra por esta pequena flotilha... sua cooperaçao foi magnifica". Así, dueños del río, los vencedores lo repasaron para proseguir -con tan señalada ventaja- la guerra contra el Protector. Anota Cáceres en sus "Memorias" que Aguiar "...culpaba de este suceso a Ramírez, jurando empaparse de sangre!.

DE VUELTA A LA LUCHA.- Increíblemente, no sabemos por qué medios, nuestro personaje logró escapar de la Ciudadela -anticipándose a su inexorable envío a la Isla das Cobras- y su instinto de baquiano lo llevará a dar con el ahora trashumante cuartel general del Jefe de los Orientales.  Expresa Faustino de Mello: "Deja el dinero, los halagos, los grados, los pomposos uniformes con que Lecor colma a los traidores. Cruza la Patria una vez más, ¡la desolada campaña de la Banda Oriental de 1819! Allá va a defender sus ideales, a unirse al jefe y amigo, abanderado indiscutible de una causa justa".

Su arribo lo consigna el propio Artigas, escribiendo al Cabildo de Santa Fe (3.3.818): En estos momentos llega a mi presencia el señor doctor Gorgonio Aguiar escapado de Montevideo. Este me impone del nuevo plan concebido entre los portugueses, Carrera (el chileno), Vázquez (Santiago) y Zufriategui (Pablo) y otras personas rebeldes que protegidas con dinero y armas por los portugueses, están empeñadas en complicar...".

A mediados de 1819, Artigas envía nuevamente a Aguiar a Maldonado, región muy anarquizada desde la derrota de Rivera en India Muerta, donde "...era frecuente el comercio clandestino con el enemigo" (Ardao y Capillas).  Hacia fines del mismo año Artigas comisiona a Aguiar con 300 hombres a vigilar la frontera del Yaguarón, comunicando a Felipe Duarte (17.11) que "...yo oficio a Aguiar para que atienda por esa frontera...".

Otro contemporáneo de los hechos, Carlos Anaya, narra en su "Memoria Autobiográfica que, habiendo optado por abandonar la resistencia, se había instalado con comercio en el poblado del Cerrito (hoy Yaguarón) con la aquiescencia del teniente general Marques de Souza, quien "...había venido al Yaguarón para resistir la incursión de la Patria que mandaba el comandante Gorgonio Aguiar". Este, próximo a ocupar la población, es enterado que desde Aceguá marchaba una poderosa fuerza para rodearlo en combinación con de Souza. Aguiar repasa el Yaguarón y espera a aquella en el Paso de Pereira del Olimar. Allí los jefes Bentos Gonçalves y Feijoo, en abrumadora superioridad, le infligieron una total derrota. Comenta Anaya: "Este suceso nos colocó en una posición más independiente y continuamos nuestros negocios con decidida protección de todas las autoridades (de Brasil, claro está).

No obstante tal ventaja de índole personal, Anaya rendirá en sus "Apuntes Históricos" su tributo al leal jefe artiguista: "Artigas decidió pasar a la provincia de Entre Ríos pero sin contar con la división Rivera, en cuyo jefe ya no tenía confianza. Se le reunió uno de los jefes de su adhesión, el Comandante Aguiar, que a la noticia de su derrota (Tacuarembó) y la que él mismo había sufrido en el Olimar, buscaba fiel el contacto con su general para partir a su lado sus desgracias". Otro testigo presencial de estos hechos, el ya recurrido Cáceres, nos refiere que estando con Artigas en el paso del Mangrullo sobre el Arapey, se les reincorporó Aguiar, quien "...trajo la noticia que don Frutos, cediendo a la influencia de personas muy notables, estaba unido o al menos en relación con los portugueses. Este suceso labró mucho en el ánimo de Artigas... y a los pocos días emigró para el otro lado del Uruguay con Andrés Latorre, Gorgonio Aguiar y tres o cuatrocientos hombres". Confirma Bauzá: "La primera impresión de Artigas al saber el menosprecio de sus órdenes por Rivera, fue considerarse hombre perdido. Sin embargo, después de vacilar durante varios días, pasó el río Uruguay dirigiéndose a Abalos, en Corrientes, nombrando Jefe de las fuerzas en organización a don Gregorio Aguiar".

ÚLTIMO INTENTO Y ADIÓS A LA PATRIA.- Llegados a Abalos, refiere Cáceres -recién pasado al servicio de Ramírez- que el medio hermano y segundo jefe de éste, Ricardo López Jordan (padre), invitó a Artigas a dirigirse al paso de Jacinta, Entre Ríos, donde se le proveería de todo lo necesario para él y sus hombres. Y señala que fue Aguiar quien desaconsejó a su Jefe al respecto, "...haciéndole entender que Ramírez había pactado secretamente en el Pilar con Carrera, Alvear y Sarratea su completa ruina y que por eso lo llamaban a Entre Ríos". Dicho pacto secreto, hoy archiconocido por la Historia y que la sagacidad de Aguiar intuyó, era entonces enfáticamente negado por sus firmantes. Cáceres, en su informe a Mitre, parece trasuntar cierta contrariedad ante la fallida celada: "No sé qué fatalidad hizo que Artigas diese tanta importancia a este hombre que no podía menos que encelar a Ramírez, que sabía cuánto tramaba Aguiar contra él que era el caudillo de valer que había en aquella época, pues estuve muy inmediato a su persona y le servía de secretario durante algún tiempo".

Decidido Artigas a combatir a Ramírez, concertó en Abalos una alianza militar con Corrientes y Misiones -que bien sabían de las pretensiones hegemónicas del envanecido caudillo- figurando la firma de Aguiar junto a la del Protector. Al frente del recién improvisado ejército regresa Artigas a  Entre Ríos y el 13 de junio de 1820, entre el arroyo Montiel y la cañada de las Guachas entabla cruenta batalla contra Ramírez, obligándole finalmente a retirarse hacia La Bajada, después de las catorce cargas de caballería que le llevara el siempre denodado Andrés Latorre.

En La Bajada, empero, Ramírez recibe muy oportunos refuerzos de infantería y artillería enviados por Sarratea. Artigas es derrotado en Las Tunas y comienza así su larga serie de contrastes en su marcha hacia el norte. En Osamentas, Corrientes, escapa apenas de caer prisionero y en Goya es capturado Monterroso. Cebado ya Ramírez - a la vez que desesperado por dar alcance a los demás fugitivos -oficia al Cabildo de Corriente, recién volcado a su favor: "V.S. debe inmediatamente asegurar a las personas de Aguiar, Campbell, como a Méndez, a Artigas y demás magnates que caigan a ese destino".

AL PARAGUAY HERMANO.- El 5 de setiembre de 1820, Artigas se abraza por última vez con Andrés Latorre en el paso de la Candelaria -quien le promete aguardar su regreso desde la amiga Santa Fe - y cruza hacia la ribera paraguaya del Paraná con sus últimos indios y negros fieles. Aguiar hará lo propio horas después, cumpliendo hasta último momento el servicio de retaguardia para contener a las avanzadas de Ramírez, ya que éste no se resignaba a que se le escapara su ansiada presa, pues, según un historiador, su mayor ambición era entrar con Artigas prisionero en Buenos Aires, con lo cual su estrella "...brillará fulgurante en el firmamento del Plata y su nombre será equiparado al de San Martín".  Así, Aguiar en este supremo momento y poco después Monterroso, ya prisionero- consejero de Ramírez, impidieron que se cumpliera el loco sueño del entrerriano de hacer de Artigas su prisionero.

Después de su entrada al Paraguay, la única noticia que conocemos de Aguiar nos la proporciona un artículo de Aníbal Barrios Pintos en el Boletín de la Biblioteca Artigas, informando que un año largo después, enero de 1822, "...José Gaspar Rodríguez de Francia manda internarlo en la villa de Concepción, de cuyo distrito nunca debería salir sin licencia expresa del gobierno".

El general Antonio Díaz en sus "Memorias", escritas a mediados del siglo pasado, afirma que Aguiar terminó sus días en el Paraguay fusilado por orden de Rodríguez de Francia, aunque sin especificar origen de la información ni aportar detalles al respecto. A pesar de tales falencias, conociendo el temperamento de Aguiar y su acendrado artiguismo -sentimiento éste compartido en buena medida por influyentes núcleos de la sociedad asunceña- nada extrañaría que, envuelto en alguna conspiración hubiese llevado el mismo fin que el ex gobernante paraguayo y gran amigo de Artigas, Fulgencio Yegros, fusilado en julio de 1821 por conspirar contra el Dictador. Por otro lado, no deja de resultar significativa la absoluta ausencia de noticias ni correspondencia de ningún tipo hacia su madre, esposa y seis hermanos, todos vivos según testamento de la primera a setiembre de 1829. Un hecho más para suponer que, por uno u otro motivo, la existencia de Gorgonio Aguiar en el Paraguay no se habría prolongado mucho más allá de la mencionada fecha de enero de 1822.

EL OLVIDO CULPOSO.- No sabemos de texto alguno - de primaria o secundaria- que haya dedicado un mero renglón a Gorgonio Aguiar. Una publicación oficial de la enjundia de la "Revista Histórica", a través de los 55 volúmenes ya publicados - algunos rondando y aún excediendo las mil páginas- que ha dedicado 322 de éstas a glorificar al caudillejo Máximo Pérez, sólo nos ha brindado esporádicas menciones de Aguiar, siempre dentro de referencias a terceros.

Por su parte, los ediles montevideanos han creído cumplir con él asignando su nombre a una calle en las cercanías del Pantanoso, de tan sólo ¡UNA cuadra de extensión!... exactamente igual que a otros grandes fieles de Artigas: Andresito, con su callejón de una cuadra en el Cordón, y Monterroso, con igual extensión a los fondos de los talleres ferroviarios de la estación Peñarol. Todo esto induce incluso a pensar en cierto grado de intencionalidad en la materia, especialmente cuando vemos a tanto congresal cisplatino lucir su nombre en buenas calles, avenidas, monumentos y hasta en una universidad. No resulta desatinado deducir que el opacamiento de algunas figuras tan meritorias, redunda en mayor relieve de las restantes (3).

El ya mencionado Faustino de Mello en su ilustrativo "Gorgonio Aguiar" -con el sugestivo subtítulo de "un héroe olvidado"- considera que Artigas, en su armónica sintonía con Aguiar y Monterroso, configuraron "...juntos los tres, la gigante trilogía doctrinaria de nuestra revolución", en tanto que Pedro Leandro Ipuche califica a Aguiar de "...varón de romance, diamantino ejemplar de consecuencia, mártir auténtico del artiguismo". Para nada trepidamos en subscribir a ambos.

Notas.

(1).-  Reina bastante confusión respecto a los nombres de Aguiar, al no haberse conocido su partida de bautismo. El testamento de su madre firmado en setiembre de 1829, viuda ya de Juan Benito Aguiar, alude a sus hijos "...Juan Bernardo, Juan Domingo, Juan María Gorgonio, que ausente, según noticias ha fallecido por Paraguay, Félix Eduardo, Simón y luego tres mujeres". Juan A. Apolant, en la ficha de María Magdalena Lavalleja, expresa que contrajo matrimonio con "José María Gorgonio Aguiar, cuya filiación desconocemos, así como la fecha del casamiento". También el inusual "Gorgonio" ha motivado grueso error en tan conocidos historiadores como Bauzá y Acevedo, en cuyas menciones lo rebautizan como "Gregorio", algo no demasiado infrecuente en vida del personaje.

(2).-  El reclutamiento voluntario de tropa era un concepto avanzado para la época. Bástenos recordar que ya constituido el país, la gran mayoría de sus gobernantes utilizó como sistema de recluta militar el tristemente célebre método de la leva forzosa, que imperó aún en 1904.
(3).-  A otro leal artiguista, Felipe Cardoso, se le ha amputado recientemente la parte principal de la calle que lo recuerda para adjudicarle otro nombre. El fidelísimo coronel Felipe Duarte aún no tiene calle, pero sí la tiene el emperador Pedro I contra quien murieron luchando miles de orientales.

JORGE PELFORT

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